El factor subjetivo y el cambio social

30 Diciembre 2011

Diversas razones ponen de manifiesto los límites y condicionamientos en que se han movido los movimientos revolucionarios y reformistas. Por Pedro Armendariz

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Generalizando, podemos decir que en sus planteamientos reformadores y revolucionarios han acentuado una de dos líneas de análisis e interpretación de la realidad al definir y plantear cursos de acción.

Una tendiente a diagnosticar el estado del sistema económico, político y social, para desarrollar acciones colectivas en aras del cambio de estructuras e instituciones existentes.

Otra línea pone énfasis en el papel que juega el factor subjetivo en las transformaciones sociales, el desempeño de cada persona, el aporte o freno que su actitud y acciones en la vida concreta juegan en el devenir social, político y económico.

Estas dos líneas de análisis y acción han caminado durante el tiempo manteniendo una actitud de indiferencia o distancia entre ellas. Tal disposición intelectual y anímica ha causado daño a las causas revolucionarias y reformistas.

Diversas razones ponen de manifiesto los límites y condicionamientos en que se han movido los movimientos revolucionarios y reformistas, frenando o poniendo obstáculos al factor subjetivo, al papel insustituible e imprescindible de cada persona en pie de igualdad con los otros, dando contenido y forma a las relaciones sociales en sus diversos y múltiples ámbitos.

El cambio social necesario requiere no perder de vista que el nacimiento de la nueva sociedad supone la transformación de mentalidades y estructuras al unísono, en una relación dialéctica.

Una nueva sociedad para existir precisa de personas capaces de crearla. La sociedad capitalista en la que vivimos, se constituye de individuos con características determinadas. Decía Marx que las clases explotadas tienden a imitar y reproducir los valores y la visión de la vida de la clase dominante, individualismo y competitividad como valores absolutos en nuestro caso.

De este condicionamiento es difícil que alguien se libre en una sociedad que en lo medular es autoritaria, violenta, jerárquica y desigual, segregacionista y discriminatoria.

Por esto los que quieren cambios sociales han de partir por cambiar o estar dispuestos al cambio ellos mismos en primer lugar.

César Vallejo nos dejó un poema titulado (Oye a tu masa, a tu cometa), que dice así:

Oye a tu masa, a tu cometa, escúchalos; no gimas de memoria, gravísimo cetáceo; oye a la túnica en que estás dormido, oye a tu desnudez, dueña del sueño.

Relátate agarrándote de la cola del fuego y a los cuernos en que acaba la crin su atroz carrera; rómpete, pero en círculos; fórmate, pero en columnas combas; descríbete atmosférico, sér de humo, a paso redoblado de esqueleto.

¿La muerte? ¡Opónle todo tu vestido! ¿La vida? ¡Opónle parte de tu muerte! Bestia dichosa, piensa; dios desgraciado, quítate la frente. Luego, hablaremos.

(29 de octubre de 1937).