El futuro de Arica tiene que ser con las mujeres

10 Septiembre 2021
Chile transita importantes cambios en múltiples esferas de nuestra convivencia pública. Es momento también de preguntarse ¿Cómo convertir estas elecciones en una oportunidad para profundizar los cambios que Chile y nuestra región requieren?
Lorena Mussa >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Han sido diversas las voces de nuestra sociedad que vienen reclamando por las injusticias que experimentan día a día: desigualdad territorial, malas pensiones, trabajos precarios, salud insuficiente, servicios sociales de mala calidad, entre otros tantos males que nos aquejan y que la política tradicional no ha sabido darles solución.

Este año estará marcado por cambios. La cantidad de elecciones que tendremos nos impulsa a preguntarnos ¿seguiremos con los mismos de siempre? ¿les daremos -una vez más-, otra oportunidad?

El 21 de noviembre próximo acudiremos otra vez a las urnas y muchas de nosotras nos haremos esa pregunta de nuevo, ahora, para definir qué programa presidencial es el más cercano a ese Chile digno que añoramos; cual de los candidatos y candidatas se acercan más en sus propuestas a los intereses antineoliberales de nuestra región, para ocupar un cargo en el parlamento, o bien, cuál de los más de 100 candidatos y candidatas queremos que ocupen un lugar en la composición del próximo Consejo Regional.

Desde hace años venimos siendo testigos de tantos abusos, corrupción, arreglos entre cuatro paredes y mucha displicencia para abordar los problemas cotidianos y estructurales de nuestra sociedad. Sabemos la desconfianza que despierta la clase política en nuestras conversaciones cotidianas, pero es momento también de preguntarse ¿Cómo convertir estas elecciones en una oportunidad para profundizar los cambios que Chile y nuestra región requieren?

Creemos que un primer paso es poder participar apoyando a aquellas voces de nuestra comunidad que históricamente han sido postergadas de los espacios de poder. La política institucional que conocemos se ha ido construyendo a partir de hombres tecnócratas y empleados de los grandes grupos económicos del país, sin mucho margen para la participación real de las, los y les trabajadores, pueblos indígenas, comunidad LGTBIQ+ y sobre todo de quienes sostenemos con nuestro trabajo invisibilizado y no remunerado el cuidado de la población: ¡las mujeres! Si quisiéramos poner en perspectiva la exclusión política de la mujer en los espacios de representación popular de nuestra región o distrito (1), podríamos dar cuenta que desde el 2013, fecha en la cual se eligió por primera vez Consejeros/as Regionales en Arica y Parinacota, solo han resultado electas 2 mujeres (una por periodo).

Por tanto, de un total de 22 cargos disponibles 20 han sido ocupados por hombres. Situación que se repite con los cupos a la cámara baja, desde el año 1990 en adelante solo 3 mujeres han sido electas como diputadas en representación del distrito 1, mientras que los hombres han sido elegidos en 17 ocasiones.

Por su parte, a nivel comunal el panorama es igual de impactante, el Consejo Municipal de Arica, desde 1990 en adelante ha elegido 67 cargos, de los cuales 48 han sido ocupados por hombres y tan solo en 19 ocasiones por mujeres. Mientras que en la alcaldía, la última vez que una mujer elegida democráticamente ocupó el sillón municipal fue en 1971, desde allí en adelante siempre han sido hombres quienes han ocupado dicho cargo de representación comunal.

Ahora bien ¿en que ayudaría a la gestión política contar con más mujeres en puestos de representación popular? La importancia de elegir más mujeres no solo tiene que ver con que representamos a la mitad de la población. No es solo poder garantizarnos plenos derechos políticos que han sido históricamente postergados, como el derecho a voto o los derechos sexuales y reproductivos. Es también un asunto de pertinencia política.

Muchos estudios en experiencias comparadas dan cuenta de que la participación y gestión tanto pública como privada mejora cuando se hace con mejores niveles de paridad de género e igualdad en todo orden de cosas, pues la toma de decisiones se vuelve más pertinente, aterrizada y acorde a las necesidades reales de todas las personas. Por eso, en estas próximas elecciones no hagas lo mismo de siempre, nuestra región y su futuro requiere que mujeres, disidencias, trabajadores y más jóvenes con nuevas ideas tengan espacio para decidir y elaborar políticas públicas en nuestro territorio, construyendo de una vez por todas sin exclusión, erradicando la lógica patriarcal y discriminatoria de nuestra sociedad en todos sus aspectos. Es tiempo de cambiar, y las mujeres de Arica tenemos el derecho y el deber histórico de hacernos parte de la toma de decisiones.