El potencial de los comedores sociales para potenciar la gastronomía en Arica

21 Mayo 2015

Hace un año estaba inactivo, pero hoy, el Comedor Social de la Capilla El Buen Pastor  se recupera para transformarse en un lugar que entrega mucho más que alimentación.

Lídice Varas >
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Como parte de las actividades de Arica Barroca, la Cámara de Turismo de Arica, en alianza con la Ruta de las Misiones y Fundación Altiplano se atrevieron con una apuesta: reactivar el comedor social de la Capilla El Buen Pastor, que hasta hace un año recibía alrededor de 25 niños diariamente, pero tuvo que cerrar. 

La primera etapa de la reactivación fue la implementación de la cocina, la que hoy cuenta con mobiliario para atender a 60 personas, una cocina semi industrial, lavaplatos, nueva instalación de gas y mejoramiento de la pintura. Y la segunda etapa, mucho más ambiciosa, espera transformar el comedor social en un punto de encuentro de la gastronomía tradicional al servicio de las personas, rescatando los productos locales y los platos de la zona.

Esta segunda etapa partió el viernes 15 de mayo, con la capacitación del cocinero peruano Andrés Ugaz, quien explicó a  las beneficiarias, mujeres que participan de diversos comedores de la ciudad de Arica, la importancia que tienen éstos en el desarrollo del turismo o de la imagen de un lugar: “La transformación gastronómica del Perú partió hace 30 años y ha sido posible gracias al trabajo de los comedores populares, donde se genera el encuentro entre lo urbano y lo rural”, afirmó en su clase.

Para Daniela Beltrán, presidenta de la Cámara de Turismo de Arica, “la idea de reactivar este comedor, es impulsar desde las bases sociales una transformación culinaria  y de la forma cómo la gente ve su barrio. Así el comedor social que parte entregando alimentación a la gente que lo necesita, pero se transforma en un lugar de cambio donde los niños pueden hacer sus tareas, hacer actividades artísticas y recuperar algo que se ha perdido que es restablecer esos lugares de encuentro y apropiación”.

La capacitación incluyó una clase teórica sobre cómo la cocina popular está rescatando las tradiciones culinarias y  una clase práctica que permitió a las cocineras aprender a usar productos de la zona  y transformarlos en platos nutritivos y con sentido.

Para Verónica Silva, a cargo del comedor Fraterno Padre Hurtado:  “Los comedores sociales son importantes porque atienden las necesidades del momento, a veces un desayuno o un almuerzo es una gran ayuda para los niños  o adultos cuando económicamente no pueden hacerlo en sus casas”.

Para Álvaro Merino, profesional de Fundación Altiplano, “el comedor social  rescata el sentido de  reciprocidad andina, y es un modelo que puede transformarse en iniciativas productivas de alto valor patrimonial”.

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