La caja llena de besos

10 Julio 2012

Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí

José Olivares C... >
authenticated user Corresponsal

Nuestra nietecita Samka pasó de ser una guagua a ser una niñita, con su pelo desordenado y en ocasiones  con su carita sucia es la verdad y la esperanza del futuro.

En ocasiones, extendía mis brazos y le decía. “Ven a darme un abrazo “Samkuda”. Ella trepaba a mi regazo, le hacía cariño y preguntaba “Quién es la más bonita de la parcela” con una sonrisa me decía que ella la más bonita, y partía a seguir jugando.

Samka tiene tres años y hemos seguido jugando. Desde hace un tiempo sufro de mareos  producidos por mi problema a los oídos.

Cada vez que vivo estas situaciones desagradables que en ocasiones no me dejan estar de pie como un ángel protector siento la pequeña manito de Samka que me toma con mucho cariño y me lleva a mi dormitorio con una sonrisa angelical me da un beso y me dice acuéstate tatita.

Aquel besito de Samka es como un bálsamo para mi enfermedad.

En ocasiones cuando ella no está recuerdo sus besitos y logró llegar a mi cama convencido de que sobre mi velador estará el recipiente dorado, lleno de amor incondicional y besos de Samkita que para mí son los besos de Dios.

Es algo tan hermoso que en mi imaginación valoro como un gran tesoro.

Si me permites, te voy a contar una historia. No sé si sucedió, lo que sí sé es que te puede servir para valorar el amor infinito que nos muestran a través de pequeños detalles nuestros hijos, nietos, padres, amigos, familia y por supuesto Dios.

Hace ya un tiempo, un hombre castigó a su pequeña hija de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado.

El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia, cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de navidad.

Sin embargo la niña  le llevó el regalo a su padre la siguiente mañana y dijo:

-Esto es para ti, Papito.

El se sintió avergonzado de su reacción de furia pero éste volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía. Le volvió a gritar diciendo:

-¡¿Qué no sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo adentro?!

La pequeñita volteó hacia arriba y con lágrimas en los ojos dijo.

-¡Oh Papito! No está vacía, yo soplé besos adentro de la caja, todos para ti, papá.

-El padre se sintió morir, puso sus brazos alrededor de su niña y le suplico que lo perdonara.

Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.