La mordaza que sea solo para cuidar tu salud

27 Julio 2020

En cuarentena hay que pedir permiso para salir en el día, en la noche hay toque de queda, en el supermercado hay que hacer fila, tenemos pensamientos que muchas veces coinciden con los del otro.

Ada Angélica Rivas >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Es tiempo de expresarnos con libertad, la única que podemos manejar con responsabilidad. 

Al principio de la pandemia, todo se veía como de lejos, y las cuarentenas eran parte de la rutina de estar concentrados en trabajos de largo tiempo sin salir de casa y el teletrabajo, para los que ya lo ejercíamos, no era tan extraño. 

Poco a poco todo nos empezó a pesar, porque tener límites como los toques de queda, implica estar supeditados a estructuras mayores y, luego, las filas para comprar, tratando de mantener la distancia, mientras algunos se apegan a ti sin temor, también implica un poco de estrés. 

Y nos fuimos poniendo más sensibles, porque la muerte se fue acercando, a nuestros amigos con los que compartimos, y no tuvimos tiempo ni siquiera de llevarle una flor, y con los casos un poco más lejanos, pero que nos removieron la conciencia de la realidad amenazada. 

Esta pandemia nos fue dejando una puerta abierta para expresar los dolores acumulados, las mordazas añejas, los silencios cómplices, las injusticias ocultas, lo que fue gatillando la posibilidad de decirlo de una u otra forma. ¿Cómo podrías expresarte con propiedad si no lo has vivido?, ¿Cómo entiendes al otro si no has pasado por su experiencia? Se puede hacer el ejercicio de empatizar, pero con un límite, si al final cada uno respira por su metro cuadrado. 

Hoy todo se ve amplificado y corremos el riesgo de hacer lecturas erróneas de lo que dicen los otros, porque tenemos realidades sesgadas, y no respetamos la voz ajena, subjetiva o raramente objetiva, porque detrás de las palabras hay un ser humano. Hay personas que mienten y engañan, y con días menos lúcidos que otros, somos capaces de creer. 

Y estamos dispuestos, por la necesidad de un trabajo, que abusen más que antes, pues las posibilidades laborales se estrechan. Y eso lo manejan quienes lideran las empresas y entidades diversas. Si ya veníamos con explotación laboral, ahora que se han cerrado tantas empresas e iniciativas de emprendimiento, se acepta el menoscabo, sin siquiera alzar la voz. 

Como somos resilientes de tantas caídas libres y en piquero, nos paramos y esperamos que pase la pandemia, para seguir con nuestras opciones mejoradas, que nos den calidad de vida emocional. Entendimos que el dinero ayuda pero no es todo para algunos, que se puede vivir con menos, que tomar dos tazas con la misma bolsa de té, hasta es grato, porque sabes lo beneficioso que es ser más austero, reciclar, dar un segundo uso a las cosas, vivir con menos y ser más feliz. Se puede.