Mi hermana desapareció un día y no hubo redes sociales para buscarla

23 Septiembre 2019

Mi madre sola, en una ciudad donde no la conocía ni Dios; mi padre fuera de casa e incomunicado; 3 menores de 11 años sin saber cómo reaccionar y una hija desaparecida... solo había una alternativa, y esa era buscarla sin descanso.

Ricardo Lagos S... >
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Cuando mi hermana desapareció tenía tan solo 3 años. Eran aproximadamente las 18:00 horas de una tarde de abril, a tan solo un mes de haber llegado a Arica. Veníamos de un lugar pequeño, tranquilo, donde no pasaba mucho la verdad, así que la "eterna primavera" nos parecía una ciudad grande y sobre todo muy calurosa.

A esa hora con mi hermana mayor preparábamos las mochilas, quizás sacábamos punta al lápiz grafito para resolver los problemas matemáticos en las clases del día siguiente o lustrábamos los zapatos por indicación de mi mamá, quien en ese rato se encontraba preparando la masa para los calzones rotos y así tomar el té cuando llegara mi papá a la casa, luego de hacer unos trámites para un ascenso en su trabajo que lo mantuvo ocupado durante todo ese día.

Mis 2 hermanos pequeños, unos bebés en esa época, jugaban con dinosaurios, peponas, alguna pelota o imaginando mundos incompresibles. Todo parecía normal.

Mi mamá, quien cada 5 minutos preguntaba por nosotros mientras calentaba el aceite, en un momento perdió la compostura, la calma, su sonrisa. Sus ojos amarillos se tornaron opacos, sus uñas del nerviosismo se clavaron en sus palmas y las ideas se volvieron confusas e incluso nefastas: mi hermana menor no respondía a su llamado y no se encontraba en ningún rincón de la casa.

Fueron horas muy complicadas. Mi madre sola, en una ciudad donde no la conocía ni Dios; mi padre fuera de casa e incomunicado; 3 menores de 11 años sin saber cómo reaccionar y una hija desaparecida... solo había una alternativa, y esa era buscarla sin descanso.

Redes sociales

Fueron largas 4 horas donde no se sabía nada. En ese tiempo no existían los smartphones, por ende, el uso de redes sociales para levantar una emergencia era imposible.

Mi madre, desesperada, no se le cortaba el aire; lloraba y a cada rato se dirigía a una crucecita de madera que estaba puesta en una de las paredes de su dormitorio para solicitar ayuda enviada desde el cielo, con el objetivo de encontrar a su hija en medio de la noche, con la esperanza de que estuviera sana, limpia, sin daños.

Las especulaciones

Así su búsqueda se extendió hasta las 22:00 horas, pero no era solo la desesperación de no saber sobre el paradero de mi hermana la que inquietaba, sino más bien las especulaciones de siempre: que el descuido, que si estas preparada para ser madre, que existe una banda dedicada a robar niños, que no la encontrarán. Todas esas frases que hieren y que no aportaban tuvo que enfrentar mi mamá y, sin embargo, eso no provocó que declinara su búsqueda.

Afortunadamente, luego de golpear puertas junto a una vecina y el patrullaje de Carabineros, pudo hallar el paradero de mi hermana, quien, según la versión de la señora que la encontró, la bebé estaba a unas cuadras y ella le ofreció asilo. No hubo preguntas al respecto, no era necesario.

Esperanza

El caso de Esperanza movilizó a toda Arica, no hubo quien estuviera indiferente a su desaparición y supuesto “rapto”.

Acá se pudo comprobar el impacto y efectividad que tienen las redes sociales para que se haga efectiva una búsqueda. Esto demostró cómo bien operan nuestras policías, la Fiscalía y el Gobierno.

Pero también evidenció cómo este caso dio pauta para diversas teorías sobre la desaparición de la menor, sobre todo aquellas que tienen que ver con la familia y su responsabilidad ante los hechos.

Por lo anterior, debemos tomar resguardos de ellos, tanto por su exposición como por el desconocimiento sobre lo que realmente sucedió, porque puede provocar daños, posiblemente irreparables, sobre todo en Esperanza, quien tendrá que enfrentar las preguntas, muchas veces incómodas sobre su verdad.

Es deber de todos ser empáticos y no convertirnos en jueces ciegos sobre su historia, que sin duda estos días será tema de conversación en Arica.