¿Qué está pasando en Argentina?

09 Diciembre 2012

En los últimos meses el clima político y social en Argentina está bastante tenso debido a varias protestas masivas, huelgas y manifestaciones en todo el país. ¿Qué está pasando en Argentina?

Julia Alsina >
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Los últimos meses no han sido fáciles para la Presidenta argentina Cristina Fernández quien ha tenido que enfrentar diversas protestas y huelgas en contra de su gestión. La alta inflación y la corrupción son motivo de descontento por parte de la ciudadanía argentina pero,¿Qué es lo que ocurre realmente en el país vecino?¿Cuál es la postura de Kirchner? y ¿la de la oposición?

Para eso conversamos con Andrés Weskamp, Magíster en Estudios Internacionales y asesor en materia legal del Concejo Muncipal de Rosario quién conoce bien la realidad argentina y aclara algunos puntos algo confusos para los que no vivimos en el país transandino. 

¿Cuál es el motivo principal de las movilizaciones que se han vivido estos últimos días en Argentina?

Hay un descontento generalizado de gran parte de la ciudadanía con ciertas cuestiones no resueltas de la realidad del país. En primer lugar, casos de corrupción que trascienden y para los cuales no hay justicia. A diario trascienden evidencias de enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias en las primeras líneas del gobierno nacional, cuyas desmentidas son poco creíbles.

Otro de los aspectos para los cuales hay un reclamo generalizado es respecto a la alta inflación. La política económica del gobierno nacional prioriza la flotación cambiaria del peso, de forma tal de lograr devaluaciones esporádicas de la moneda y así otorgar mayor competitividad a la industria exportadora. En la práctica termina retrasando los salarios en relación al aumento de precio de los bienes y servicios. Y esto repercute en otro de los aspectos que hoy demanda solución de la ciudadanía: la miseria y la escasez de vivienda digna. La cruda realidad en la periferia de las grandes urbes argentinas está constituida por familias de hasta cuatro generaciones que viven en situación de extrema pobreza, hacinamiento, y pésimas condiciones de salubridad. Si bien el Estado desde sus diferentes niveles implementa políticas a través de las cuales brinda asistencia básica a quienes más la requieren –es el caso de la Asignación Universal por Hijo, plan insignia de la gestión de Cristina Fernández– lo cierto es que la red de protección social, incluyendo a los sistemas de salud y educación, son insuficientes para contener a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Los datos de la inflación en Argentina son dispares, por un lado los que afirma el Gobierno, por otro los que afirman ciertos economistas ¿Contribuye esto a generar más desconfianza respecto al gobierno?

Absolutamente, la inflación práctica en Argentina es medida hoy por la relación precios-salarios. Es muy fácil hasta para cualquier ama de casa corroborar el aumento de precios en el supermercado. Para el empresariado el aumento de precios se siente en el costo de los insumos importados en relación al precio con el que fluctúa el dólar, y en la obligatoriedad de cumplir con los aumentos de salarios que resultan de las negociaciones colectivas. El resultado más claro de este círculo vicioso es la falta de inversión para expandir la producción –cuello de botella que contribuye al proceso inflacionario– lo que evidentemente refleja cierta desconfianza respecto a la política económica del gobierno nacional.

¿Cuáles son los datos que tu crees que se acercan más a la realidad?

Creo que hay exageración en los números que maneja tanto el gobierno como los economistas opositores a la actual gestión nacional.

La popularidad de la Presidenta Fernández está cada vez más baja ¿Ya no cuenta con el apoyo tradicional de las clases más populares?

Es probable que durante el transcurso de este año se haya erosionado la mayoría del 54% con la cual Cristina Fernández resultó re-electa en la elección de octubre de 2011. Ese porcentaje se compuso a partir de un apoyo transversal que obtuvo de la sociedad, en su mayoría sectores populares y medios, pero también altos. Las movilizaciones que tuvieron repercusión mediática probablemente hayan restado el apoyo de los sectores altos y medios que apostaron a un segundo mandato de la presidenta argentina, pero es evidente que sigue contando con el apoyo de las bases tradicionales del movimiento peronista a lo largo y ancho del país.

¿Por qué sus principales apoyos en la sociedad se han ido apartando del discurso de la Presidenta?

En lo que hay que estar atento el año próximo, más allá de las movilizaciones que expresan el descontento de algunos sectores sociales, es a las elecciones de medio término, en las cuales se renueva la Cámara de Diputados de la Nación y parte del Senado. El resultado va a ser clave para la suerte de Cristina, si es que todavía apuesta a generar consensos para negociar una reforma de la Constitución Nacional que le permita aspirar a un tercer mandato presidencial. Sino, y de hecho es lo que está ocurriendo en estos días, dentro del peronismo se desatará la carrera por la sucesión de la era Kirchner, a la cual aspiran el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, y el intendente de la localidad de Tigre, Sergio Massa. Lo cual llevará indefectiblemente a un giro hacia la centro-derecha del movimiento justicialista.

¿Son protestas que pertenecen a un solo sector de la sociedad o el movimiento es bastante amplio?

Desde mi punto de vista, las protestas se han generalizado en el rango de las clases medias y altas, movilizando el descontento en algunos movimientos sindicales y organizaciones intermedias. Tienen en general a demostrar el descontento hacia el gobierno nacional, dándose en la práctica una polarización entre los que están a favor –los kirchneristas– y los “anti”.

Cristina Férnandez ha optado por plantear un discurso intransigente ante las movilizaciones crees que es una buena estrategia?o ¿Es la que utiliza habitualmente para tratar los confilctos internos?

Exactamente, la presidenta suele mantener un discurso intransigente inmediatamente luego de estas protestas, de forma tal de no mostrar ningún signo de debilidad. De hecho, es lo que hizo luego de las movilizaciones del 13S y 8N –como se conocieron los “cacerolazos” del 13 de septiembre y 8 de noviembre pasado–, de la misma manera que se mantuvo intransigente durante las protestas agrarias por los impuestos a las exportaciones que tuvieron lugar durante 2008. Pero en la práctica y con el tiempo el gobierno ha buscado dar soluciones a los reclamos tomando medidas puntuales de forma tal de recuperar el apoyo perdido.

¿Se ha iniciado algún tipo de negociación con los sindicatos o las posturas están demasiado enfrentadas?

Los sindicatos se encuentran en el medio de la disputa política. En el marco de un movimiento justicialista que está en un proceso de definición de candidaturas para las próximas elecciones, los apoyos se dividen hacia el gobierno y hacia aquellos sectores del peronismo disidente que podrían apostar a una candidatura presidencial que no sea la de Cristina Fernández. La figura de Hugo Moyano es fundamental en este esquema, ya que en el último tiempo se ha mostrado proclive a la figura de Daniel Scioli, e inclusive a la de Mauricio Macri, alcalde liberal de Buenos Aires y líder del PRO.

En el plano político, existe una oposición lo suficientemente unida para poder hacerle peso a la presidenta?

No, como comentaba antes, el clivaje de la política argentina hoy día está constituido por la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo. La habilidad del gobierno nacional, hasta ahora, ha sido encolumnar la mayor parte del movimiento peronista detrás del liderazgo del kirchnerismo. El antikirchnerismo, por su parte, está atomizado entre fuerzas políticas y pequeños partidos de centro-izquierda y centro-derecha, esto es básicamente el Frente Amplio Progresista (FAP), la Unión Cívica Radical (UCR), el peronismo disidente y el PRO.