Regiones del Norte de Chile: El niño rico que compra comida pero no juega

05 Julio 2013

Las recientes elecciones primarias sirven como recordatorio de que somos pocos y decimos aún menos, aunque aportamos mucho.

Esteban López >
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Las regiones del "Norte Chileno" (Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo) representan un 9% del total de votos emitidos en las pasadas elecciones primarias. Uno podría decir que esta cifra está de acuerdo con los porcentajes de población en edad de votar, donde el Norte Chileno representa un 11% de la población del país. Sin embargo, al mirar otros aspectos de la situación, es fácil sacar la conclusión de que somos pocos y decimos menos aún.

Somos pocos porque somos un 11% de la población y decimos menos aún, solo un 19% salió a votar (% de participación), representando solo un 9% del total de votos. Comparando con otros bloques del país, en el Centro (Valparaiso, O'Higgins y Metropolitana) el porcentaje de participación promedia el 25%, y para el resto de las regiones del Sur (Maule a Magallanes) el porcentaje es de 24% de participación. Definitivamente el Norte de Chile dice poco.

Sin embargo aportamos mucho. En los últimos tres años que se tienen cifras (2009-2011) el aporte del "Norte Chileno" a la economía en términos del PIB fue de 20% en promedio. Si suponemos por un momento que los países son como sociedades en donde el socio que más pone es el que más voz tiene, ciertamente el Norte Chileno es un accionista económico-irracional que a pesar de que aporta más dinero para esta sociedad llamada Chile, no dice mucho, no participa, mira de lejos como aquellos con más animo y personalidad gozan de su poca voluntad y mucho aporte para elegir representantes y tomar decisiones.

Muchos reaccionarán instantáneamente al análisis anterior diciendo que Chile no es una empresa y que el análisis es inválido. Ciertamente Chile no es una sociedad anónima porque nos gusta pensarnos como un país democrático donde todos, independiente del tamaño del aporte, tenemos voz. Sin embargo, es precisamente ese el problema: En Chile no todos tenemos voz, o al menos esto depende de donde uno nace.

El bajo porcentaje de participación electoral en del Norte de Chile es un signo de que además de que somos pocos, decimos y participamos aún menos. Si estuviéramos en una sociedad en dónde la localización no importa en términos de las oportunidades de realización personal, no habría problema, pero este no es el caso. En Chile, no da lo mismo nacer en regiones que en el centro. Nacer en regiones es sinónimo de menos oportunidades, bajo nivel de acceso a amenidades, baja calidad en salud y educación, y al parecer también bajo nivel de participación electoral. En definitiva, dado que vivimos en una sociedad en donde no hay igualdad de oportunidades y que estas están determinadas por la localización, es que hace sentido posicionar un discurso de demanda de mejores oportunidades, el que se justifica por dos razones: Porque se supone que somos un país democrático, y porque aportamos mucho y es justo que al menos disfrutemos de la misma calidad de vida que el resto del país.

Esto no es un tema nuevo en el mundo. En la academia se le llama a este fenómeno de varias formas: injusticia espacial, desigualdad de oportunidades, dominación centro-periferia, centralismo ideológico-económico, entre otras. En la academia seria normal explicar que la baja tasa de participación electoral de Norte de Chile se debe a que su baja atención en las otras dimensiones sociales (educación, salud, participación ciudadana, amenidades, etc.) repercute en su sentido de pertenencia y resulta en desidia ciudadana-electoral.

No es difícil imaginar al Norte de Chile como el niño rico, pero socialmente inadaptado, no aceptado. Aquel niño que va a la escuela, le compra comida a sus “amigos”, pero cuando quiere jugar con ellos, siempre queda a la banca o pasando agua (quizás cobre en este caso). Mil otras metáforas se podrían decir, pero ninguna de estas sería suficiente para lograr que los niños del centro nos dejen jugar. Ojala que en las próximas elecciones en Noviembre, elijamos a un papá/mamá que ponga orden en la casa y le dé a cada uno de sus hijas/hijos, un lugar para sentirse parte de esta casa llamada Chile.