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A pocos días de la celebración de Fiestas Patrias, las carnicerías viven su mayor  hito en ventas durante el año. La llegada de estos cuatro días feriados seguro traerá consigo una gran cantidad de asados, lo que sumado al Mundial de Fútbol recién pasado, hace suponer que el consumo de carne en 2014 superará a la cifra obtenida en 2013, con 76, 3 kilogramos per cápita. 

Conocido es el hecho de que las proteínas que la carne aporta al organismo son necesarias en el marco de una dieta equilibrada. Pero ¿qué pasa cuando  el menú considera mayoritariamente carne? El gastroenterólogo de Clínica Vespucio, Dr. José Sánchez Bascuñán, nos explica que comer mucha carne puede producir problemas a la salud, particularmente con la digestión. 

“La ingesta excesiva de carnes en general aporta principalmente proteínas, en segundo lugar grasas saturadas y colesterol en cantidades variables, dependiendo del tipo de carne que se consuma. Por este motivo es recomendable realizar un consumo moderado, ya que si hay un consumo excesivo de carnes rojas puede producir en algunas personas cálculos renales, artritis gotosa y a largo plazo un daño renal”, explica. 

Más allá de la preocupante obesidad provocada por su alto contenido graso, cálculos en la vesícula, apendicitis, cáncer de colon y por último enfermedades cardiovasculares por mencionar algunas, son las consecuencias de su bajo aporte de fibras naturales, lo que a su vez produce estreñimiento por el prolongado tiempo de tránsito de la carne en el sistema intestinal. 

Las intoxicaciones alimentarias por consumo de carne en mal estado o mal cocidas, es otro de los focos en que se debe poner atención, ya que, "sus bacterias y parásitos pueden causar enfermedades como Salmonellosis, disentería por Shigella y Colitis por Escherichia Coli patógenas", afirma el gastroenterólogo.

“Si sólo se come carne, el cuerpo genera un enorme gasto energético en convertir el exceso de proteína en energía proceso que fatiga los riñones y sobrecarga el hígado”, puntualiza.  

El corazón es otro de los órganos que sufre con el exceso de carne: el consumo desmesurado y prolongado de grasas saturadas y colesterol proveniente de las carnes de vacuno, cerdo y cordero favorece el depósito de ellas en arterias coronarias y cerebrales. Esto implica mayor riesgo de patologías cardiovasculares como enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares.