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La lengua de señas, en ese aspecto, es el resultado de la interacción que tiene la persona sorda con su mundo sensible, transformando los recursos básicos de la lengua de señas convencional para acomodarlos a su aspecto más íntimo y grupal.

Profundizando lo anterior, se puede argumentar que la identidad local, sus aspectos culturales, y su transmisión generacional, caracteriza a cada grupo de personas sordas, razón por la cual se han determinados distintos aspectos a considerar cuando se requiere emplear la lengua de señas en distintos lugares del país.

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En este sentido, hay que tener cuidado al considerar que una comunidad sorda se define por un espacio geográfico determinado, sino que básicamente, es mejor llevarlo a un nivel superior, es decir, a una experiencia vital en común, y lo segundo, es necesario investigar en la historia, puesto que ahí se pueden determinar todas las tradiciones, costumbres y producciones culturales que se acercan a quienes practican la lengua de señas y entender su evolución lógica – espacial.

Compartir la lengua de señas entre las personas sordas es también adaptarse a los cambios, a los modismos, a los formas de expresión de una emoción que pueden variar conforme se baja, se conoce otras ciudades, otros grupos de personas.

A continuación, les presentaremos un pequeño video con personas sordas de todo Chile para contextualizar, que a pesar de que nos separa las distancias, todos tenemos que aportar a este maravilloso mundo de las señas.