Una ciudad sin luz en la noche, es un escenario ideal para que afloren fantasmas, brujas y el temido cuco que por años nos asustó cuando niños. Pasadas las 22 horas del domingo, Arica se trasformó en una suerte de ciudad gótica, al caer en la completa penumbra junto al resto de las ciudades del norte grande Chile, dando rienda suelta a cuanto espíritu anduviera vacacionando por estos lares.
Pero esta vez no despertaron ni la novia de Azapa, ni el feroz chupacabra, sino que el mayor y gran espectro que surgió de entre las sombras de Arica a oscuras, fue el fantasma de un atentado terrorista en el norte de Chile. En efecto, aún pena en algunos rincones de la ciudad el 11 de septiembre como una jornada convulsiva y violenta, siendo esta fecha el origen para aquel rumor fantasmagórico.
Sin embargo, bastó que las autoridades se acercarán al micrófono para explicar el porqué del apagón y exorcizar así a la sombra del fantasma. Los argumentos entregados por la Superintendencia de Seguridad y Combustibles y que dieron muerte al mito de una bomba en el desierto, hablaban de una falla en dos líneas eléctricas que alimentan a la mina de Chuquicamata, lo que desencadenó el apagón total en las dos regiones.
La falla en estas dos líneas de 120kv y de 220kv respectivamente y cuya central generadora se encuentra en Tocopilla, afectó al resto de la otras cinco alimentadoras de energía del norte, pertenecientes a la empresa Emel, dejándonos a oscuras y por ende, sin semáforos, ni iluminaria pública y lo peor para mí, sin computador. Cerca de las 24 horas comenzó a reestablecerse la electricidad parceladamente, recuperando la normalidad total a eso de las 5 de la madrugada… yo no recuerdo a que hora llegó a mi casa, pues ya estaba dormido… pero en fin, qué podía hacer si no tenía ni una ampolleta para leer un libro.
Noche tranquila y el día después
Este corte me encontró en la calle, específicamente en la playa Chinchorro junto a unas olas gigantescas producto de una marejada que nos afectaron desde la semana pasada. Todo tranquilo y todo en orden, con un paisaje espectacularmente hermoso, al ver el mar negro en movimiento, solo alterado por los rayos de luz provenientes de algún auto que circulaba por la costanera.
Ya de vuelta a casa, recorrí en un taxi colectivo algunas poblaciones de la ciudad y pese a que no existía ni un semáforo en funcionamiento, todo se dibujaba sin mayores problemas en las calles y las esquinas. Ayer, de día y con electricidad, corroboré mi calmada percepción consultando en la Gobernación Provincial de Arica, si hubo mayores problemas con el corte y me informaron que no se alteró el orden citadino, siendo Carabineros fundamental para ello, al enviar a la mayoría de su contingente a las calles, como medida del plan cuadrante que se aplica en la ciudad.
En tanto, los organismos vitales para la comunidad tampoco se vieron alterados, como es el caso del Hospital, las postas y el Complejo Fronterizo Chacalluta que siguió atendiendo a peruanos y chilenos que circulan por la frontera.
Al otro día, cuando ya parecía todo normal, y como si fuera la réplica de un terremoto tecnológico, alrededor de las 10 de la mañana un nuevo corte de energía afectó algunos sectores de la ciudad, viéndome enteramente complicado al perder una información con la que trabajaba en mi pc y que no logré guardar. Por suerte, en mi casa la energía llegó pronto, (Santa María con Diego Portales) pero no así en el centro que solo vio reparado el suministro por uno minutos y nuevamente quedó paralizado por otra hora, recuperando la electricidad a eso de las 12 pm.
Ya en la tarde la ciudad comenzó a funcionar normal nuevamente. Con la bendita energía que nos ayuda a mantenernos en movimiento y sin los fantasmas que por un instante se apoderaron de las calles de la ciudad.