Con o Sin Defensa No Hay Justicia

Con parafernalia comenzó hace ya un algunos años la tan bullada “Reforma Procesal Penal”. Yo al igual que muchos ariqueños y chilenos esperaba con cierto grado de expectación los alcances de la nueva justicia, constituida por Fiscales, Defensores, Jueces de Garantía, etc., términos que de a poco se han ido quedando en nuestras retinas y ya forman parte del léxico diario de la comunidad.
Las otrora largas carpetas con causas que parecían descansar eternamente en los tribunales de Justicia han ido disminuyendo. Y si hay que agradecer -o reconocer mejor dicho- de esta “Reforma Procesal Penal”, es sin lugar a dudas la rapidez con que se llevan a cabo los juicios.
Sin embargo esta rapidez ha servido, de paso, para que los imputados gocen de libertad en el menor tiempo posible, ya sea por la capacidad de los Defensores Públicos o la ineficiencia de los señores Fiscales Públicos.
Sin ir más lejos cada semana nos enteramos de nuevos casos de traficantes, delincuentes y demases que quedan libres ya sea por falta de méritos, por la capacidad de los Defensores Públicos o la poca prolijidad de los señores Fiscales. En mi opinión, creo que los últimos dos factores han sido fundamentales en ciertos fallos que no han dejado conforme a varios.
Ahora, yo me pregunto ¿los Defensores Públicos -más allá de hacer su “pega”- quedarán conformes cuando ganan juicios?.... Me refiero a que cuando ganan juicios a sabiendas que su “cliente” era culpable. Ojalá nunca un Defensor Público sea víctima de su propio cliente y sufra en carne propia un robo o asalto a mano armada, precisamente por un delincuente que días atrás haya liberado gracias a su eficacia como Defensor.
Es más, en una reciente entrevista al Defensor Regional de Tarapacá, Arturo Zegarra, señaló que la intención de la Defensoría no era “ganar un juicio a cualquier precio”. Sin embargo y con los últimos antecedentes pareciera que el norte de la Defensoría es precisamente ése “Ganar o ganar, sin importar” o “Ganar a toda costa”.
Sólo para complementar el desazón que me ha provocado (y no sólo a mi sino a muchas personas), lo ingrato de la nueva justicia, una pequeña experiencia.
Hace tres semanas, mi madre fue objeto del robo de su vehículo desde la puerta de la casa en el sector de Tierras Blancas, alrededor de las 7 de la mañana, siendo encontrado el vehículo, chocado (inservible), a eso de las 7:30 horas a pocas cuadras del mencionado sector.
Hasta ahí todo bien, en el sentido que se trata de un simple y por estos días común robo de vehículo. Sin embargo la “tragedia” se desata sólo unas horas después cuando fuimos visitados por un detective que amablemente nos interrogó a cada unos de los hermanos incluyendo a la afectada. Hasta ahí podríamos decir que todo bien, de no ser por las siguientes visitas y entrevistas del detective que sostuvo con varios vecinos del sector, no encontrando nada mejor que sostener o comentar entre el vecindario que lo más probable es que alguno de los hijos le hubiese sacado el automóvil a la afectada para “carretear”. Ante eso sencillamente no tengo comentarios reproducibles para transcribir en este diario ciudadano, sólo decir que me parece una cuasi morrocotuda estupidez.
Bueno, creo que mi experiencia es uno de los tantos casos que merecen a lo menos cierto juicio público a través de un medio de comunicación desaprobando, criticando y cuestionando el criterio (o descriterio), de quienes hoy tienen la justicia en sus manos.
Una reflexión: “Sin Defensa No hay Justicia y Con Defensa Tampoco”.