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"El Ejército Abandonó a mi Hijo"

07 Diciembre 2005
Edita Concha, asegura que su hijo sufre una trombosis desde que sufrió un accidente mientras realizaba el Servicio Militar, y hoy nadie se hace responsable de la salud de su hijo
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Por Alberto Precht y Zorka Ostojic
Fue una extensa conversación, de esas que nos da a reflexionar para largo de qué país estamos construyendo, ayer nos reunimos con la señora Edita Pilar Concha Salinas, quien nos relató su historia, la de una chilena, que hoy ya no se siente tal, que ha golpeado puertas sin sesar, y todo por su hijo, a quien entregó al servicio militar. Confiada esperó en el cumplimiento del compromiso de ver volver a su hijo a su casa mejor que como entró, “regresando a su núcleo familiar con una formación humana integral y definida en lo social, moral, intelectual y físico…”, sin embargo luego de un accidente todo cambió y nadie responde, nadie escucha y las esperanzas se van desvaneciendo.
Ella nos cuenta que su hijo, Franco Rodrigo Rivera Concha, decidió presentarse voluntariamente para cumplir con el Servicio Militar, ella misma siempre tuvo una gran admiración por esta institución. Él entró sano y hoy sufre las consecuencias de un accidente en servicio del cual el Ejército no se quiere responsabilizar.
Ingreso
Luego de postular y hacerse los exámenes médicos que indicaban que estaba completamente bien y sano, Franco fue designado al Regimiento Reforzado Matucana, quedando seleccionado para CMT, al que ingresó el 6 de abril de 2001.
Luego empiezan a hacer trabajos en unos acueductos al interior de Huara, los soldados eran trasladados al lugar donde realizaban los trabajos en camiones del Ejército, hasta allí Franco avanzaba en su paso por el servicio militar sin dificultadas, pero el día 20 de noviembre ocurrió el accidente. El camión en donde eran traslados se dio vuelta, en él iban otros 17 conscriptos que compartían el espacio entre los explosivos, perforadora y un compresor. Este material no se encontraba amarrado y cayó sobre el cuerpo de Franco.
Tras el accidente ocurrió uno de los primeros problemas y es que los soldados regresaron a pie al regimiento, pese al estado en que se encontraban. A ello se suma, las declaraciones de Edita quien nos dice que “a mi hijo ni siquiera lo trasladaron en ambulancia, ni tampoco nos avisaron a nosotros que se habían dado vuelta” afirmó.
Después del Accidente
Después del accidente empezó un camino demasiado difícil para el conscripto y la madre. Varios meses después, el 28 de enero, Franco regresa a su casa por las vacaciones. "Desde el día del accidente hasta entonces nunca habíamos tenido contacto con él, pues no existía una forma de poder comunicarse, así que desconocía su estado de salud" explicó.
Ya en casa, el conscripto manifiesta algunas molestias, entre ellas tos con desprendimiento de pequeñas gotas de sangre, pero al parecer sin mayor trascendencia. Sin embargo, el uno de febrero su madre repara en el estado en que se encontraba la pierna de su hijo, “era impresionante como la tenía, entre lila y negra, hinchada desde los dedos hasta arriba" afirmó.
Así que se fueron a la posta, donde le recomendaron que lo llevara al regimiento, pues al estar haciendo el servicio militar, debería recibir toda la atención y beneficios que recibe cualquier uniformado ante un caso tan grave como éste. Así lo hizo, una ambulancia debido a la gravedad lo traslada de urgencia al regimiento y desde ahí es derivado nuevamente a la posta. En ese lugar es atendido por un médico civil, quien le diagnostica una trombosis y lo deja hospitalizado. Edita explica que el único especialista vascular es el médico militar Víctor Vera, quien no lo atiendo porque salía de vacaciones, pero que en marzo lo vería.
“Cuando el médico vuelve de sus vacaciones yo misma fui al Ejército para ver cuando atendían a mi hijo y allí no tenían idea. Tuve que pedir hora para que lo atendieran, y llegado el momento de la atención Vera puso una cara impresionante de no creer lo que veía, pues pese al tratamiento la pierna estaba en pésimas condiciones. Por ello inmediatamente le manda a hacer un escáner, pero éste recién se concretó el 4 de septiembre”.
Ya no es útil
Debido a su problema en la pierna, al parecer Franco se transformó en una incomodidad para el Ejército. Edita nos cuenta que lo iban a dar de baja, “ellos me decían es que así no nos sirve, pero yo me sostenía en el compromiso que hicieron al principio, al ingresar al servicio de que lo iban a entregar en perfectas condiciones; finalmente me dijeron ‘por lástima lo vamos a dejar acá’” afirmó.
Después de ello, quisieron licenciarlo en abril de 2003, lo que motivó a que esta mamá empezara a mandar cartas a distintas personas a objeto que su hijo no fuera marginado de la institución a no ser que ya estuviera sano. Entonces envió una carta al Presidente de la República, a la entonces ministra de Defensa Michelle Bachelet, al senador Nelson Ávila y se reunió con parlamentarios de la ciudad, pero de ninguno obtuvo una respuesta favorable. Incluso viajó a Valparaíso a reunirse con Ávila, pero él le dijo que no se podía involucrar en ello, y se limitó a enviar una carta al subsecretario de Guerra; “si yo hubiera ido con cámaras y los medios de comunicación, él me hubiera atendido de inmediato” expresó molesta.
Como resultado de toda la lucha que estaba dando, la mamá de Franco consiguió una cita con el Presidente Lagos, pero el día que fue a La Moneda, ocurrió un problema externo, por lo que no pudo ser atendida, sin embargó el mandatario le dio instrucciones a Domingo Namuncura, asesor de Gobierno, que la atendiera y viera su caso. Éste se comprometió a contactarse con la seremi de Salud de la Región para que recibieran los tratamientos, pero Edita cuenta que una vez en Arica, la secretaria regional ministerial le aseguró que nunca recibió ningún pedido sobre su problema.
En tanto, en el hospital donde se encontraba su hijo, no le entregaban información de su estado y ni de los controles, pues ello le correspondía al Ejército, se justificaban, incluso le informaron que se les extravió la ficha clínica. Tras ello nuevamente se contactó con el Presidente y éste respondió que “la ficha clínica debía estar”.
Presión y Depresión
Aparte de todo lo que estaba aconteciendo la familia, Edita confesó sentirse presionada, pues durante un tiempo todos los días frente a la casa veían vehículos del Ejército y funcionarios. “Era impresionante, llamaban por teléfono insultando, vinieron dos veces de madrugada a patear la puerta, eso a mí ya no me interesa, pero en ese momento las presiones fueron grandes”.
Otros de los problemas sufridos por el joven conscripto, es que durante el período que estuvo hospitalizado y hacía algunos trabajos menores en el Regimiento entró en un estado depresivo muy fuerte, y “en una ocasión un comandante le dice ‘Franco que no se me olvide que tengo la pistola acá en el cajón cargada’, cuando me enteré de ello quedé muy angustiada, así que decidí sacar a mi hijo del Ejercito, pues yo pensé en una de éstas se mata y qué hago yo con un hijo muerto” sentenció.
Para que Franco pudiera volver con su familia, su madre debió firmar un documento notarial en donde se comprometía a hacerse cargo de todo lo que necesitara. De esta forma el Ejército comenzó a desprenderse de toda responsabilidad que le competiera en este caso, pues le han dicho que el problema de la pierna del muchacho, se trata de una enfermedad hereditaria. Además han desconocido la existencia del accidente, sin embargo, tiene algunas cartas de funcionarios de las Fuerzas Armadas en que sí reconocen lo que ocurrió cuando el camión volcó al interior de Iquique.
"El chofer del camión estuvo mucho tiempo después frente a mí me pidió disculpas y me dijo que él tenía familia y no podía decir nada". En tanto, cuenta además con el respaldo de importantes testigos de la situación, se trata de los 17 conscriptos que iban en el camión y que están dispuestos a declarar.
”No me siento chilena
Con respecto a las instituciones y la política, hoy Edita ya no cree en eso. Nos dice que juró 17 veces a la bandera, que cantaba el Himno Nacional con emoción, pero que hoy, no tiene patria. Es triste llegar a la conclusión, que hoy muchos chilenos como en este caso, se sienten fuera de algo que queremos tanto y que es tan maravilloso, pero a veces tan poco acogedor y comprensivo como Chile.
El problema de esta familia se resume en el ingreso sano de un joven al Ejército, con las capacidades que lo dejaban apto para trabajar en el CMT, donde la salud y estado físico son primordiales. Pero hoy su hijo sufre de una trombosis, de la que esta mujer acusa haberla adquirido durante el período en el servicio militar tras el accidente.
Hoy las esperanzas de encontrar una respuesta, solución y apoyo ante el drama de su hijo, parecieran ir flaqueando, pero la fuerza de esta mujer, de esta madre y de esta trabajadora de casa particular no disminuyen y nos asegura que seguirá luchando por su hijo, sin importar cuantas puertas más tenga que seguir golpeando.

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