Hace 471 años fue fundada la Villa San Marcos de Arica

25 Abril 2012

Arica era una población compuesta por un conjunto de mitimaes o colonias que había manejado el imperio incaico, sistema que los españoles mantuvieron vigente

Braulio Olavarr... >
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Pocas ciudades pueden exhibir, como Arica, el acta de su fundación, documento que le acredita una data de 471 años. Es, por tanto, la segunda más antigua de Chile, antecedida solamente en dos meses por Santiago de Nueva Extremadura, fundada el 12 de febrero de 1541.

A quince meses de haber sido premiado con una encomienda que abarcaba poblaciones de lo que actualmente es el Sur del Perú y extremo Norte de Chile, el capitán Lucas Martínez Vegaso procede a fundar la villa San Marcos de Arica. Era el 25 de abril de 1541.

Mucho mejor empresario que soldado, lo que el encomendero discurre es instalar una cabeza de playa para sus operaciones mineras, luego de imponerse de la existencia de un rico yacimiento de plata en la serranía costera próxima al Puerto de Tarapacá, como por entonces era denominado Iquique.

Hay evidencias para suponer que fue aquel mismo año de 1541 cuando Lucas Martínez inicia la explotación del mineral cuyo nombre original sería rescatado casi dos siglos después:  Huantajaya. Poseedor de un cuantioso capital, Martínez no tuvo que recurrir a los abusivos mercaderes que dominaban el crédito y el tráfico comercial. Se sabe, por ejemplo, que a fines de 1541 ya disponía de un barco para realizar cabotaje entre Ilo e Iquique y que estaba asistido por un numeroso equipo de abogados, representantes, administradores, cateadores, esclavos negros y capataces. Asi mismo, fue el precursor de la industria ariqueña, al crear una fábrica de cordelería. Posteriormente habilitó el primer molino (en Huaylacane, Lluta) y la primera viña (en Ocurica, Azapa). 

El acta fundacional revela las razones que tuvo Martínez Vegaso para elegir Arica. En primer lugar, era el “asiento más conveniente e sin menor perjuicio de los naturales”; estaba protegido de los vientos por el Morro; alejado prudentemente de los indios huaneros de la isla (“por ser estos de mucho recelo lo que han siempre acostumbrado, que es alzarse”) y -factor esencial- “tener numerosas vertientes de buena agua”.

Tampoco escapaba a la visión empresarial de Lucas Martínez la conectividad de Arica con el Alto Perú.

Por tratarse de una villa con promisoria vocación portuaria, se la estableció a escasa distancia de la playa. Luego del tsunami de 1604, se procedió a trasladarla más o menos a la altura de la actual Plaza Colón.

Al espacio de emplazamiento se lo cataloga como valle. De hecho, el acta se inicia con el encabezamiento “En el valle de Azapa…”. Con toda seguridad, los españoles vieron a Arica como prolongación de Azapa y para formarse  esta percepción deben haber considerado al oasis costero de la Chimba, ubicado junto a la desembocadura del río Azapa, el que más tarde sería denominado San José.

Como criterio de descripción geográfica, la relación considera dos pisos de asentamiento: los Altos (el plano normal) y la Chimba, terreno bajo o hundido, demarcando como límite natural un talud que es “la barranca en la costa de la mar e del rio del dicho valle”.

Basta observar la franja que se extiende desde el Casino hasta el Campus Velásquez, para darse cuenta de la depresión litoránea provocada por un inmemorial fenómeno telúrico con carácter de cataclismo que modeló nuestro paisaje costero.

De acuerdo a la usanza española, al fundar una población, lo primero que hacía el alarife o urbanista era señalar con la picota un punto en torno al cual se erigiría la plaza de armas. En el caso específico de la villa San Marcos de Arica, el lugar de referencia quedó ubicado a 300 varas castellanas (casi 300 metros) del Morro y a casi 450 metros de la costa.

Tal cual casillas de un tablero de ajedrez, en torno a la plaza se iban conformando la manzanas con los solares y viviendas de los vecinos fundadores, distinguiéndose como la principal aquella en  cuyo frente se alzaban la iglesia y el cabildo o, en esta circunstancia, la sede del Ayuntamiento, que ya tenía como titulares al alcalde Juan Hernández de Zavala y a los regidores Diego de Miranda y Bartolomé Garci y Pérez.

La primitiva población hispana totalizaba 36 vecinos (o familias). La mayor parte se radicó en el plano y el resto en La Chimba.

El Acta de Fundación menciona tempranamente topónimos como el Morro, La Chimba y la isla Alacrán.

Quisiera detenerme para formular una hipótesis respecto al apelativo Morro. El Acta de Fundación habla expresamente de “el cerro denominado Morro”; es decir, se refiere a dos cosas distintas, aunque concomitantes: (1) un cerro; (2) al que los naturales llaman Morro. En otras palabras, la acepción Morro no alude al accidente geográfico montaña, sino al nombre de dicho cerro. Conjeturamos que se trata de una voz aymara cuya forma original ha sido Murru

Y una nueva proposición: visualizamos que antes de la aymarización de este territorio, el peñón rocoso debió tener un sello onomástico de raíz puquina, la lengua que hablaban los pescadores aborígenes. De tal manera que así como Ique-Ique representa la idea de Padre-Padre, Abuelo o Gran Señor (teniendo como referente al cerro que los aymaras denominaron Tarapaca y los españoles tildaron como Tarapacá),  Ari-Ique pudo haber significado Padre Blanco, en alusión al Morro y, específicamente, a su testa blanqueada por los depósitos de huano de aves marinas, rasgo que antiguamente era mucho más notorio. Como que servía de señalética a los navegantes europeos.

Sobrada razón para connotar a Arica como la Ciudad del Morro.

Chimba, o mejor chimpa, es una voz quechua que alude a un  espacio de terreno que está en la otra banda de un río. Sin embargo, pareciera que en el caso de este sector ariqueño el topónimo involucra más bien al carácter de depresión o tierra baja  que presenta dicha terraza costera. Pensamos que es por eso, repetimos, que se le signar como aquello que está después de “la barranca en la costa de la mar”.

En cuanto a la isla Alacrán, presumimos que este nombre podría ser una forma castellanizada de un término aymara (¿Jalacakarane?), el que –a su vez- podría haberse superpuesto sobre la denominación puquina que le otorgaron originalmente nuestros aborígenes.

Digamos a todo esto que los españoles no descubrieron Arica (¿Arique?). La planicie litoral en la que ellos sentaron reales ya se llamaba así y había sido descubierta y fundada (ocupacional y culturalmente) hacía por lo menos 5 mil años por una cultura de pescadores-cazadores-recolectores inmigrantes que hoy denominamos Chinchorro.

Sin embargo, para ser justos, debemos reconocer que cronológicamente los primeros ariqueños fueron los pescadores-recolectores que vívieron en el Campamento Acha 2 (entre la actual población Nueva Esperanza y Cerro Sombrero), equidistante 6 kilómetros de los sectores costeros Norte y Sur. Esos proto-chinchorros llegaron hace unos 9 mil años e inauguraron una milenaria secuencia inmigracional que ha construido nuestra historia e identidad; algo que muchos no logran todavía comprender.

¿Cómo habrá sido el escenario que encontraron los españoles al llegar a nuestras playas?. Antes que nada, procede decir que Arica era una población compuesta por un conjunto de colonias o mitimaes instituido el imperio incaico, sistema que los españoles mantuvieron vigente. Las cédulas de provisión de encomiendas y registros de tasas de tributo nos entregan algunos datos demográficas, aunque referidos básicamente a indígenas varones de entre 18 y 50 años, que era el segmento etario obligado a pagar tributo (en mano de obra y especies). Para intentar un cálculo aproximado de población, habrá que multiplicar esas cantidades por  cuatro.

De partida, había una población autóctona repartida a lo largo del litoral y de cuya presencia dan testimonio la mega necrópolis enclavada en los faldeos Norte del Morro y también numerosos sitios funerarios playeros.

Esos ariqueños primordiales habitaban toldos elaborados con cueros de lobos marinos y teniendo como soportes troncos vegetales o huesos de mamíferos marinos. Al parecer, por el tiempo de la fundación de la villa San Marcos, su jefe se llamaba Machina y en dicho grupo se contabilizaban 40 tributarios. indios varones de entre 18 y 50 años, que era el segmento etario obligado a pagar tributo (en mano de obra y especies).

Había también una colonia de pescadores de Iquique, de 30 tributarios, con su jefe Amomo; y otra oriunda de Ilo y sujeta al cacique no residente Pola (con domicilio en el último puerto). 

Otras colonias eran una de 26 tributarios encabezados por Mobro o Moto; una de 20 tributarios que por el nombre de su jefe (Ara) podría deducirse que provenía de la costa de Tacna; además de otra de sólo 18 tributarios, sin mayores datos.

Los documentos de la época mencionan asimismo nombres de caletas como Caya-Caya y Chacalluta.

Pero los componente de la comitiva fundadora de la villa (los funcionarios con Lucas Martínez a la cabeza y las 36 familias precursoras), no fueron los primeros españoles que llegaron a Arica.

En los primeros meses de 1536, el capitán Rui Díaz desembarca de la “Santiago” en “la caleta de Azapa” y emprende una excursión al sur-este con destino a la rica región mineral de Chicha. Al dirigirse el primer contingente a la playa, fue atacado por guerreros indios que estaban al acecho, quienes lograron llegar hasta el batel y dar muerte a siete soldados. Una vez rechazados los agresores y desembarcados todos los expedicionarios, el navío se  volvió al Callao para ser reparado e insistir nuevamente en su navegación a Chile en apoyo de Almagro.

Poco después de la “Santiago” había zarpado desde Callao a Chile el navío “San Pedro”. Por sus malas condiciones navieras sólo pudo llegar hasta Arica, donde permaneció largos meses al garete y finalmente sitiado. De vuelta al Perú y al levantar campamento en Pica, supo Almagro de la suerte del “San Pedro”, de manera que envió un escuadrón de caballería. El socorro no pudo ser más oportuno, ya que el barco estaba a punto de ser incendiado.

Almagro se reencuentra en Arica con esa avanzada hacia la segunda semana de enero de 1537. Estuvieron cerca de cuatro días, descansando y recogiendo alimentos, antes de continuar su apresurada marcha al Cuzco. Demasiado poco probable es que la atribulada columna haya dispuesto de vino para celebrar una misa al pie del Morro. En cambio, el Acta de Fundación consigna que la ceremonia protocolizada aquel 25 de abril de 1541 concluyó con una eucaristía, oficiada por los sacerdotes Rodrigo Bravo y Diego Manso.

Comentarios

Imagen de Natalia Vidal

Si!, como siempre celebramos

Si!, como siempre celebramos el 21 de Mayo y ademas es feriado (Perdimos) y el 7 de Junio que fue una victoria Chilena  se celebra pero no es feriado , no entiendo.

Como la Historia siempre esta manipulada a la forma que el escritor lo requiera , Arica ya habia sido descubierta por indigenas de la zona , no por epañoles  que solamente llegaron por conveniencia e hicieron un papel con su fundacion el 25 de Abril de 1541 , siendo descubierto hace 9mil años atras.

Imagen de Mayo Resmi Lealtad

Ja ja , si "Arica era una

Ja ja , si "Arica era una población compuesta por un conjunto de mitimaes o colonias que había manejado el imperio incaico, sistema que los españoles mantuvieron vigente" Entonces Arica ya estaba fundada ya hace ratito. Que manera de dejarse manipular el mate por los europeos.   Apostaria que para el proximo mes nos diran que el 21 de Mayo fue ganado por los chilenos, cuando claramente fue un triunfo peruano.